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Percepción

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Nacemos en un mundo;  desarrollamos sentidos y percepción mientras nos relacionamos con él. Somos nuestro cuerpo en el mundo. La filosofía, la piscología,  la ciencia y el arte han puesto en el centro de nuestra atención la cuestión sobre nuestra percepción del mundo (incluyendo en él a nosotros mismos).

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En la senda de filosofía moderna, Rene Descartes reemplazó el concepto de “alma” por el de “razón” en la concepción dualista de la realidad: así, “cuerpo-alma” quedó reemplazado por “cuerpo-razón”, dotando al homo sapiens de la capacidad  autorreflexiva (Cogito) que da cuenta de nuestra existencia (ergo sum), al mismo tiempo que admite una limitación para saber si existe el mundo más allá de nosotros (res extensa). El método cartesiano ha sido de un gran impulso para el desarrollo del método científico; sin embargo, su concepción dualista conserva de manera subyacente una visión idealista. La corriente fenomenológica de Merleau Ponty, las teorías antropológicas sobre la corporalidad, la antropología de primates, la psicología experimental y las neurociencias han herido seriamente al paradigma cartesiano aportando evidencias a favor de que fenómenos como los de la mente, la conciencia, la memoria y la percepción son procesos corporales, que incluso preceden la aparición de los homínidos. En el devenir de la evolución se ha sofisticado y complejizado los mecanismos de la sensorialidad de una manera extraordinaria, siendo ésta esencial para la supervivencia de muchas especies. Esta complejización implicó el desarrollo del sistema nervioso, que nos permite registrar la gran cantidad de información que recibimos de nuestro entorno, filtrar, organizar y clasificar dicha información, guardarla en la memoria y asociarla con procesos motores. Los órganos de los sentidos se desarrollaron justamente como el medio de adquisición de dicha información, mientras que su procesamiento ocurre de manera integrativa (involucrando diferentes sentidos, la memoria y las emociones) en el sistema nervioso central –principalmente-, de manera de adjudicar significado a la información registrada. Como efecto de dicho procesamiento, tenemos una percepción del yo y de lo que nos rodea y así, formamos una idea del mundo.

Dicha percepción no debiera entenderse como un “defecto” del procesamiento de la información sensitiva. Frente al impacto de una sobreabundante información, el sistema nervioso, mediante la plasticidad neuronal, selecciona aquella información más relevante, la abstrae del resto (menos relevante), y construye la representación mental de dicha información. Fallas en dichos mecanismos de procesamiento han sido descritas en diferentes patologías como la esquizofrenia, el autismo (Charles-Edouard Notredame, 2014) (Sperandio, 2016) (Simone Gori, 2016 ).

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El sistema nervioso, y con él, sus procesos fisiológicos y cognitivos, se desarrollan a lo largo de la vida, por mecanismos específicos de cada etapa del desarrollo. Asi como durante la embriogénesis, la neurogenesis y la apoptosis son mecanismos celulares claves para el desarrollo de las bases neuroanatomicas de dichos procesos, la plasticidad neuronal es fundamental para desarrollar las potencialidades de dichos procesos en etapas postnatales. Puede suponerse que dicho procesamiento responde a programas genéticos innatos, pero esta idea acota la potencialidad que se encuentra en la misma plasticidad neuronal. Por ende, es posible hipotetizar que, al igual que el conjunto de los procesos del sistema nervioso, dichos mecanismos (o al menos, algunos de ellos) se desarrollen a lo largo de la vida, en la medida en que los organismos van integrando nueva información. A pesar de la relevancia que tendría dilucidar si estos mecanismos se desarrollan en distintas etapas de la vida (ya sea como un acercamiento de cómo se construye las representaciones consientes del mundo -incluido el “yo”- como pronóstico de diferentes patologías), no existen trabajos que evalúen dichos procesos en individuos de distinta edad.  Por otra parte, si dichos mecanismos solo son innatos en un modo potencial, y el desarrollo de los mismos depende de la relación del organismo con la información específica y el contexto donde se da dicha relación, también es relevante evaluar si las condiciones sociales-económicas y/o culturales tienen un impacto en cómo se desarrollan dichos procesos cognitivos.  Finalmente, la especificidad de la información puede ser un elemento intrínseco a la actividad propia del organismo: si esto es asi, la diversidad de los procesos de percepción podría correlacionarse además con dichas actividades.  

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Tras la experiencia del stand “¿Qué es lo que ves?” de la semana de la biología (FCEN-UBA), dirigida a estudiantes adolescentes de años superiores de colegios secundarios, y del Proyecto "La percepción en los más pequeños" en el marco de Exactas va a la Escuela (FCEN-UBA) nos proponemos extender dichas experiencias con los siguientes objetivos: 

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El objetivo de extensión es realizar una serie de actividades interactivas en la que los participantes, estudiantes de escuelas primarias y colegios secundarios, puedan evidenciar como son los mecanismos de percepción, y finalmente discutirlas. De esta manera, los más pequeños y los adolescentes podrán participar de actividades interactivas mediante las cuales se ponga en evidencia los procesos de percepción y luego, por medio de la discusión de dichos mecanismos fisiológicos, puedan comprender básicamente que la percepción (como mecanismo de procesamiento neurológico) juega un rol clave en  la manera en que entendemos el mundo.

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El objetivo de investigación es evaluar la diversidad de la respuesta a actividades de percepción,  como parámetro indirecto de los mecanismos de procesamiento perceptivo, en distintas poblaciones, en función de la edad, nivel socio-económico, y actividades recurrentes. 

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Se evaluará:

 

1) Percepción somatosensorial, propioceptiva, y espacial: 

El sentido del tacto nos permite conocer el mundo según sus formas, texturas y temperaturas. Pero, ¿lo que percibimos a través del tacto es realmente así? Y, ¿cómo es que registramos y procesamos dicha información? Por otra parte, a través del tacto nos percibimos a nosotros mismos: nuestra primera identificación consciente de nuestro cuerpo y nuestra individualidad (el “yo”) es justamente a través de la percepción somatosensorial, acompañada fundamentalmente por nuestra percepción visual.

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2) Percepción visual y auditiva

El sentido de la visión se ha desarrollado tempranamente en la evolución de los animales y en los vertebrados ha adquirido gran complejidad. El órgano responsable de la visión es el ojo, y éste está compuesto por la Córnea, el Cristalino [ambos translúcidos; el último modulado muscularmente por el músculo ciliar, para hacer foco en la Fóvea] y la Retina. En la retina se encuentran los fotorreceptores (los bastones y los conos), las células bipolares, las células horizontales, las células amacrinas y las células ganglionares, cuyas axones constituyen el nervio óptico, que alcanza al Núcleo Gesticulado Lateral del Tálamo, donde proyecta hacia la Corteza Visual (V1). A pesar de la complejidad alcanzada en términos evolutivos, la anatomía funcional del ojo conlleva a ciertas incoherencias visuales, que el procesamiento central y periférico corrige para evitar la ambigüedad. Además de la percepción visual, también se evaluará la percepción auditiva. 

 

3) Percepción atencional (y otras cognitivas)

La atención y la memoria son dos procesos íntimamente ligados y necesarios para nuestro funcionamiento y adaptación en la vida cotidiana. La importancia de la atención radica en que nos proporciona la capacidad para seleccionar - de todas las fuentes de estimulación que tenemos a nuestro alrededor - sólo la información que nos resulta útil o funcional para las tareas o acciones que desempeñamos. Dentro del estudio de la atención, conceptualmente se han definido dos mecanismos de procesamiento: top-down (cuando está regulado por conocimientos o expectativas preexistentes en el sujeto, o sea la memoria cognitiva) y bottom-up (cuando la atención se dirige a un estímulo particular debido a que sobresalen ciertas características del mismo). El arte de la magia consiste justamente en manipular estos procesos para, al mismo tiempo de generar la atención a un objeto, se produce la ceguera a otros. Un ejemplo de este último mecanismo se evidencia en el famoso experimento del gorila (Daniel J Simons, 1999)


Si te interesa, escribime a: fernandezlarrosanicolas@gmail.com

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